La enseñanza es uno de los trabajos más complicados hoy
en día. Enseñar requiere conocimiento amplio de una materia, plan de estudio y
estándares; entusiasmo, una forma de ser cariñosa y un amor por el aprendizaje;
conocimiento de tácticas de disciplina y manejo de un salón; y un deseo de
hacer una diferencia en las vidas de los jóvenes.
Con
todas estas características como requisitos, con razón es tan difícil encontrar
buenos maestros.
Estas
son algunas características de los buenos maestros:
Los
buenos maestros tienen metas altas para todos sus estudiantes. Ellos esperan
que todos los estudiantes puedan y logren ser exitosos en su salón, y no se dan
por vencido con los estudiantes que van atrasados.
Los
buenos maestros tienen objetivos claros y bien escritos. Los maestros eficaces
planifican las lecciones que les dan a los estudiantes una idea clara de lo que
van a aprender, cuáles son las tareas y cuáles son las reglas para calificar.
Las tareas están diseñadas con metas de aprendizaje y les dan a los estudiantes
amplia oportunidad de practicar lo que han aprendido. El maestro es consistente
en su forma de calificar y regresa las tareas corregidas a tiempo.
Los
buenos maestros están preparados y organizados. Ellos llegan a sus salones
temprano listos para enseñar. Presentan las lecciones en una forma clara y
estructurada. Sus salones están organizados de una forma que limita las
distracciones.
Los
buenos maestros motivan a sus estudiantes y les enseñan diferentes
perspectivas. Los maestros eficaces usan los hechos para enseñar desde un
principio, no hasta el final; siempre hacen preguntas que empiezan con ? ¿por
qué?, ven todas las perspectivas de un asunto y motivan a los estudiantes a
predecir qué es lo que va a pasar. Ellos hacen preguntas a los estudiantes
frecuentemente para asegurarse que todos los estudiantes están atentos.
Intentan motivar a toda la clase, y no permiten que unos pocos estudiantes
dominen la clase. Mantienen a los estudiantes interesados en aprender con
tácticas variadas e interesantes.
Los buenos maestros forman relaciones
fuertes con sus estudiantes y demuestran que les tienen afecto como personas.
Los buenos maestros son agradables, accesibles, entusiastas y cariñosos. Los
maestros con estas cualidades se quedan después de la escuela y están
disponibles para los estudiantes y los padres que los necesiten. Ellos se
envuelven en comités escolares y actividades, y demuestran un compromiso con la
escuela.
Los buenos maestros son expertos en su
materia. Ellos exhiben amplio conocimiento en las materias que enseñan y dedican
tiempo para continuar su propia educación en su materia. Ellos presentan
material escolar con entusiasmo e inculcan en los estudiantes las ganas de
aprender más fuera de la escuela.
Los buenos maestros se comunican
frecuentemente con los padres. Ellos buscan comunicarse con los padres a través
de conferencias y notas o reportes que mandan a casa. No dudan en llamar a un
padre si están preocupados por un estudiante.
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