domingo, 4 de febrero de 2018

SALIENDO DEL ABISMO - 3° PARTE

El ascenso de Tom, como el gran Narco

Tom, viaja a Medellín y se ubica en un barrio de la comuna ocho de la ciudad, donde tenía un amigo que mandaba el sector, socio de los carteles mexicanos. Este presenta a Tom ante su patrón, quien le expone la situación que le tocó vivir en Urabá y les pide protección y trabajo con ellos en la ciudad a cambio de prestarles la ruta por Urabá.

Tom, se comunica con la gente de Urabá, para que le permitan seguir saliendo en sus lanchas rápidas y sus barcos desde la zona, pero estos le niegan el ingreso, Tom, busca la mediación del jefe del cartel de la ciudad de Medellín y este convence a la gente de Urabá, para que le permitan trabajar a Tom porque ahora es su socio.

Luego de eso, Tom envía a Brayan a Urabá y él se queda en Medellín. Desde allí dirige los envíos a Centro América con Brayan desde Urabá y maneja un Barrio de la comuna ocho de Medellín que le entregaron sus aliados en la capital Antioqueña.

En la ciudad, empieza hacer nuevos amigos. Ya no es el pequeño narco de Urabá, ahora tiene poder y manda en una extensa zona de Medellín, bajo la protección de una gran estructura criminal, eso lo hace sentir poderoso y crea en él un comportamiento más hostil y menos jovial con las personas. Sin embargo, no pierde su forma de dialogar, lo que le hace acercarse a jueces, fiscales y policías. Así  fortalece su poder en la ciudad.

Nunca sale a la calle solo, la mayoría de las veces lo acompaña su hombre de confianza, al que llama Canas, a quien consiguió a través de un teniente del ejército, que se lo ofreció como uno de sus mejores hombres.

Canas había Prestado su servicio Militar en el municipio donde Tom empezó sus negocios, allí había estado por unos tres meses, y el Sargento encargado del pelotón de Canas se lo recomendó como un joven que le puede servir para cualquier tipo de negocio.

El sargento le dijo a Canas que si quería seguir trabajando, con un buen sueldo, le presentaba a una persona que él conocía y que sabía que le iba a ir muy bien.

-Listo Sargento, dijo canas, yo estoy para las que sea, y ahora salgo de aquí sin trabajo, y lo que me toque hacer lo hago, con tal de tener platica, y seguir creciendo. Usted sabe que sí.

Días después el Sargento presentó a Canas con Tom, que apenas iniciaba sus negocios en Medellín y necesitaba alguien de confianza y que conociera la ciudad. Durante esos días le encargó algunos cobros en la ciudad, Luego el transporte de unas bolsas con Droga desde Urabá a Medellín. Canas hacía todo bien y esto hizo que Tom, le diera más confianza en sus negocios.

Tom se encontraba con Canas y el amigo que lo había llevado a la organización en Medellín, en una finca a la que habían sido invitados, por otro narcotraficante de la Capital, donde debían arreglar un negocio de Droga en el que le habían quedado mal. En medio de la discusión, el narcotraficante de Bogotá, un hombre gordo y alto, que siempre andaba en bermudas, camisetas blancas y tenis, al ver que el amigo de Tom, le decía que diera por perdido el dinero y le manoteaba, sacó su arma y le disparó. Tom y Canas que se encontraban sentados en la parte de abajo de la casa, subieron de inmediato. Aquel hombre lo recibió con disparos. En ese momento ingresaron los escoltas tanto de Tom y su amigo como del narcotraficante de Bogotá, Canas disparaba al narcotraficante que trataba de esconderse mientras respondía a los disparos de canas, mientras los escoltas fuera de la casa, también cruzaban disparos.

Una de las balas de Canas, alcanzó el cuerpo del narcotraficante gordo, quien gritó – alto, no dispares más, arreglemos esto, y tiró el arma hacia la pared. Canas, entró apuntándole y diciéndole – quieto, quieto, no se vaya a mover hijo de puta – mientras gritaba, patrón, ya puede subir, ya tengo este man aquí.

Tom, subió, con su arma en la mano, se acercó al hombre gordo y le apuntó de inmediato en la cabeza, Canas le hizo bajar el arma con la mano, y le dijo – No patrón, que va hacer, si matamos a este man aquí, pensarán que fuimos nosotros, es mejor llamar al jefe.

Ya el jefe viene en camino – respondió Tom.

Llegaron varias camionetas disparando a todos en la parte de abajo, los escoltas de Tom y su amigo, se encontraban ya dentro de la casa, protegiendo que no fueran a ingresar los escoltas del gordo, quienes cayeron todos, con la entrada del jefe mayor de la organización en Medellín.

Canas grita desde adentro – Patrón, tranquilo, solo estamos nosotros acá arriba -  se asoma por el balcón y le hace señas que suba. Cuando el jefe sube, con cuatro de sus escoltas que llevaban armas largas en las manos y armas cortas rodeando su cintura, mira al gordo y le da una patada en la cara, este pega un grito y dice – son negocios señor, usted sabe, que son negocios y ese gran hijo de puta me quería robar.

-Lo hubiésemos arreglado – le dijo el jefe, mientras se inclinaba hacia el gordo y le pasaba la pistola por la cara – ahora perdiste tu dinero, la droga y tu vida – en ese instante se pone de pie y le dispara seis veces en la cara. Luego mira a Tom y le dice:

-Le tocó a usted ahora hacerse cargo de toda la zona ocho – mientras le da una palmadita en el hombro con la pistola en la mano.

Para ese entonces el Estado Colombiano junto con el Americano, estaban ofreciendo una alta suma de dinero por la captura del gran jefe de la organización en Medellín que tenía presencia en varias zonas de Colombia, eso hizo que a Tom, le dieran otras zonas de la ciudad y uno de sus corregimientos y lo pusieran a manejar los laboratorios que tenía la organización en los llanos y el Catatumbo y las salidas por Urabá y a otro compañero que llamaban El Potro, lo dejaron encargado de otra zona, y el manejo de la droga del Magdalena medio y las salidas por la costa.

El jefe de la Organización, se esconde en varios sitios de la ciudad de Medellín, unas veces está en la zona de Tom, y otras veces en la zona del Potro, desde allí, maneja todos sus negocios y rutas al exterior. En una ocasión, mientras estaba, en  una finca de un corregimiento en la zona del Potro, ingresa la policía y el ejército Colombiano, por aire y tierra, teniendo cruces de disparos con los escoltas del Potro y del Jefe, quien corría a esconderse en un túnel que daba a una casa, donde salió con dos de sus escoltas.

Allí se sintió seguro esperando a que se calmara todo el enfrentamiento que había dejado atrás, sin embargo hasta allí llegaron varios miembros de la policía quienes cruzaron disparos con los escoltas que lo acompañaban hasta matarlos, cuando el jefe vio que mataron sus escoltas, y los policías le gritaban que saliera que ya lo tenían rodeado, este salió de una pared que era corrediza que estaba en la cocina. Salió con dos tulas llenas de dinero y les dijo – Aquí tiene cinco millones de dólares, con esto pueden salir de la pobreza ustedes y todos sus familiares – los policías que le estaban apuntando, se quedaron mirando, mientras uno de ellos, se le acercó, tomó las tulas, las tiró a los pies donde estaban los demás y le dijo: - queda usted detenido por el delito de narcotráfico y soborno a la autoridad – le siguió leyendo sus derechos mientras le ponía unas esposas.

El jefe, bajó la cabeza y se dio cuenta que no podía hacer más nada, aquellos hombres estaban dispuestos más al honor que a la riqueza.

Luego se dieron cuenta que todo estaba cantado. Uno de los hombres de confianza del Potro, animado por el pago que estaban dando por la información que dieran, había entregado los detalles del sitio y sus posibles escondites si legaba a escaparse.

El jefe estando en la cárcel, mandó un mensaje a Tom y Él potro, para que siguieran manejando los territorios y los negocios como los había dejado y las ganancias se las guardaran, que él les diría como sería el manejo en adelante. No le dio tiempo de más nada, estando en la cárcel, lo metieron en uno de los patios donde se encontraba uno de sus antiguos enemigos y lo mató  mientras dormía, proporcionándole varias puñaladas en el cuerpo.

Tom, se reunió luego con El potro, y acordaron respetarse los territorios y seguir trabajando cada uno con lo que tenía.

Continuará...


Un negocio en medio de guerras.

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