Alimentarse sanamente, con los
requerimientos nutricionales necesarios, en las cantidades correctas y en los
horarios adecuados no sólo es fundamental para una vida saludable sino para el
aprendizaje de los estudiantes. Los expertos señalan que si el cuerpo recibe
los nutrientes precisos en las porciones recomendadas, el cerebro estará activo
y receptivo en los momentos de atención a una clase o para desempeñarse bien en
un examen.
Por eso, Julián Chaparro Romero,
médico de la Universidad de La Salle, lidera una campaña para promover una
alimentación adecuada y evitar el consumo de comida chatarra en esta población.
Bajo la expresión “comida chatarra” se agrupan alimentos como paquetes,
gaseosas, jugos en caja, enlatados y leches con una fecha prolongada de
vencimiento, que según él, "tienen exceso de sal, conservantes,
saborizantes y colorantes”.
La comida chatarra se puede clasificar
en tres tipos: la callejera, que es atractiva por su bajo costo pero tiene el
riesgo adicional de que por falta de higiene genere infecciones estomacales; la
comida en paquetes, caracterizada por incluir edulcorantes, colorantes y
preservantes, y la comida con calorías vacías o comida rápida, rica en azúcar,
grasa y carbohidratos. Aunque los embutidos y carnes procesadas no son
considerados comida chatarra, también tienen un alto contenido de nitrato que
podría causar riesgo de cáncer.
La comida chatarra puede ser un enemigo del aprendizaje por varias razones: al consumirla, el cuerpo recibe calorías vacías, que sacian en el momento de ingerirlas pero no satisfacen por completo a largo plazo. De esta forma, al poco tiempo la persona tiene hambre. Sin suficiente energía, el cuerpo va a generar ansiedad y desconcentración, situaciones que impiden el proceso cognitivo. Pero además, cuando se consumen calorías en exceso, especialmente carbohidratos, se produce pesadez estomacal, mareo, dolor de cabeza, cansancio y somnolencia, lo cual dificulta la atención en el momento de aprender.
La comida chatarra puede ser un enemigo del aprendizaje por varias razones: al consumirla, el cuerpo recibe calorías vacías, que sacian en el momento de ingerirlas pero no satisfacen por completo a largo plazo. De esta forma, al poco tiempo la persona tiene hambre. Sin suficiente energía, el cuerpo va a generar ansiedad y desconcentración, situaciones que impiden el proceso cognitivo. Pero además, cuando se consumen calorías en exceso, especialmente carbohidratos, se produce pesadez estomacal, mareo, dolor de cabeza, cansancio y somnolencia, lo cual dificulta la atención en el momento de aprender.
Para Chaparro, los estudiantes tienen
hábitos alimenticios nocivos y no son conscientes de lo que comen. “El
estudiante prefiere una arepa con mantequilla, pero con el mismo dinero puede
comprar una manzana que le aporta fibra, fructosa (azúcar buena), y energía”,
dice. Esto sucede porque las decisiones sobre con quién se almuerza, en qué
sitio y a qué hora, están ligadas más a su entorno social y a la moda que a
lineamientos sobre buena nutrición. El experto dice que “así como descansar las
horas adecuadas es fundamental para el estudiante, alimentarse sanamente ayuda
al nivel de concentración y adquisición de conocimiento”.
Por esta razón recomienda consumir una
fruta, un cereal y un lácteo al desayuno. Al almuerzo sugiere una carne blanca,
que puede ser pollo o pescado, acompañada de verduras, arroz integral y agua.
La idea es dejar las bebidas azucaradas, que son calorías vacías. En la noche,
la opción ideal es una pasta o pan integral con alguna proteína y crema de
verduras. “Se recomienda no consumir nada más después de las 7 p. m., para
evitar tener sueños pesados”.
Tener una dieta de comida chatarra
además puede generar otros problemas como desmayos, vómito, diarrea y
gastroenteritis. Incluso se han presentado casos en que se deben brindar
primeros auxilios a estudiantes en universidades por que se quedan
prácticamente sin oxígeno al consumir estos alimentos. También puede generar el
síndrome de colon irritable en jóvenes desde los 16 años dado que este tipo de
comida dura entre dos y tres días fijada en el colon. Chaparro señala que “los
colorantes que se encuentran en un paquete, o la tartracina, que es un
colorante artificial frecuentemente usado en este tipo de alimentos, producen
inflamación en la mucosas, lo que genera problemas de rinitis alérgica y asma”.
Pasar hambre tampoco es bueno porque
el cerebro es un gran consumidor de energía. Por eso Chaparro recomienda
consumir porciones pequeñas de queso o maní entre comidas. Para que el cambio
no sea tan drástico, los expertos plantean preparar este tipo de alimentos en
casa y progresivamente agregar a una hamburguesa, por ejemplo, una buena
porción de vegetales. De esta forma se asegura que lo que se consume es cada
vez mejor en términos nutricionales.
Los obstáculos que tienen los
estudiantes para alimentarse de forma apropiada se deben a fallas en la
organización del tiempo: algunos prefieren dormir a levantarse unos minutos
antes para tener un desayuno saludable. La familia influye porque muchas de
ellas no tienen las condiciones de organizar una merienda adecuada en casa. También
el mal manejo del dinero. Comer saludable no es un lujo y con un presupuesto
incluso menor a 5.000 pesos se puede comprar una manzana u otra fruta, un pan
integral, o hacer un emparedado con pechuga de pollo preparada en casa. Estas
opciones proporcionan una dieta balanceada que ayudará en el momento de
formarse intelectualmente y en el rendimiento académico del estudiante.
La alimentación adecuada es un tema de
salud pública que no se puede desconocer, sus efectos más perjudiciales no se
ven a corto plazo sino con el paso del tiempo. En efecto, los problemas serios
se empiezan a ver después de los 40 años. Según Chaparro, comer en exceso
comida chatarra genera riesgo de obesidad, hipoglicemia, diabetes, problemas
coronarios e incluso cáncer de estómago. Por eso, empezar una dieta sana desde
temprano va a ayudar no sólo a obtener buenos promedios o a sobresalir
académicamente, sino a construir una forma de pensamiento y estilo de vida
saludable que permitirá vivir más y mejor.
Tomado de la Revista Semana. 01/03/2016.
1 comentario:
Muy muenos concejos, para mantener una alimentación balanceada y ayudar a los niños a ser mas inteligentes.
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