El ascenso de Tom, como el gran Narco
Tom, viaja a Medellín
y se ubica en un barrio de la comuna ocho de la ciudad, donde tenía un amigo
que mandaba el sector, socio de los carteles mexicanos. Este presenta a Tom
ante su patrón, quien le expone la situación que le tocó vivir en Urabá y les pide
protección y trabajo con ellos en la ciudad a cambio de prestarles la ruta por
Urabá.
Tom, se comunica con
la gente de Urabá, para que le permitan seguir saliendo en sus lanchas rápidas
y sus barcos desde la zona, pero estos le niegan el ingreso, Tom, busca la
mediación del jefe del cartel de la ciudad de Medellín y este convence a la
gente de Urabá, para que le permitan trabajar a Tom porque ahora es su socio.
Luego de eso, Tom
envía a Brayan a Urabá y él se queda en Medellín. Desde allí dirige los envíos
a Centro América con Brayan desde Urabá y maneja un Barrio de la comuna ocho de
Medellín que le entregaron sus aliados en la capital Antioqueña.
En la ciudad, empieza
hacer nuevos amigos. Ya no es el pequeño narco de Urabá, ahora tiene poder y
manda en una extensa zona de Medellín, bajo la protección de una gran
estructura criminal, eso lo hace sentir poderoso y crea en él un comportamiento
más hostil y menos jovial con las personas. Sin embargo, no pierde su forma de
dialogar, lo que le hace acercarse a jueces, fiscales y policías. Así fortalece su poder en la ciudad.
Nunca sale a la calle
solo, la mayoría de las veces lo acompaña su hombre de confianza, al que llama
Canas, a quien consiguió a través de un teniente del ejército, que se lo
ofreció como uno de sus mejores hombres.
Canas había Prestado
su servicio Militar en el municipio donde Tom empezó sus negocios, allí había
estado por unos tres meses, y el Sargento encargado del pelotón de Canas se lo
recomendó como un joven que le puede servir para cualquier tipo de negocio.
El sargento le dijo a
Canas que si quería seguir trabajando, con un buen sueldo, le presentaba a una
persona que él conocía y que sabía que le iba a ir muy bien.
-Listo Sargento, dijo
canas, yo estoy para las que sea, y ahora salgo de aquí sin trabajo, y lo que
me toque hacer lo hago, con tal de tener platica, y seguir creciendo. Usted
sabe que sí.
Días después el
Sargento presentó a Canas con Tom, que apenas iniciaba sus negocios en Medellín
y necesitaba alguien de confianza y que conociera la ciudad. Durante esos días
le encargó algunos cobros en la ciudad, Luego el transporte de unas bolsas con
Droga desde Urabá a Medellín. Canas hacía todo bien y esto hizo que Tom, le
diera más confianza en sus negocios.
Tom se encontraba con
Canas y el amigo que lo había llevado a la organización en Medellín, en una
finca a la que habían sido invitados, por otro narcotraficante de la Capital,
donde debían arreglar un negocio de Droga en el que le habían quedado mal. En
medio de la discusión, el narcotraficante de Bogotá, un hombre gordo y alto, que
siempre andaba en bermudas, camisetas blancas y tenis, al ver que el amigo de
Tom, le decía que diera por perdido el dinero y le manoteaba, sacó su arma y le
disparó. Tom y Canas que se encontraban sentados en la parte de abajo de la
casa, subieron de inmediato. Aquel hombre lo recibió con disparos. En ese
momento ingresaron los escoltas tanto de Tom y su amigo como del
narcotraficante de Bogotá, Canas disparaba al narcotraficante que trataba de
esconderse mientras respondía a los disparos de canas, mientras los escoltas
fuera de la casa, también cruzaban disparos.
Una de las balas de
Canas, alcanzó el cuerpo del narcotraficante gordo, quien gritó – alto, no
dispares más, arreglemos esto, y tiró el arma hacia la pared. Canas, entró
apuntándole y diciéndole – quieto, quieto, no se vaya a mover hijo de puta –
mientras gritaba, patrón, ya puede subir, ya tengo este man aquí.
Tom, subió, con su
arma en la mano, se acercó al hombre gordo y le apuntó de inmediato en la
cabeza, Canas le hizo bajar el arma con la mano, y le dijo – No patrón, que va
hacer, si matamos a este man aquí, pensarán que fuimos nosotros, es mejor
llamar al jefe.
Ya el jefe viene en
camino – respondió Tom.
Llegaron varias
camionetas disparando a todos en la parte de abajo, los escoltas de Tom y su
amigo, se encontraban ya dentro de la casa, protegiendo que no fueran a
ingresar los escoltas del gordo, quienes cayeron todos, con la entrada del jefe
mayor de la organización en Medellín.
Canas grita desde
adentro – Patrón, tranquilo, solo estamos nosotros acá arriba - se asoma por el balcón y le hace señas que
suba. Cuando el jefe sube, con cuatro de sus escoltas que llevaban armas largas
en las manos y armas cortas rodeando su cintura, mira al gordo y le da una
patada en la cara, este pega un grito y dice – son negocios señor, usted sabe,
que son negocios y ese gran hijo de puta me quería robar.
-Lo hubiésemos
arreglado – le dijo el jefe, mientras se inclinaba hacia el gordo y le pasaba
la pistola por la cara – ahora perdiste tu dinero, la droga y tu vida – en ese
instante se pone de pie y le dispara seis veces en la cara. Luego mira a Tom y
le dice:
-Le tocó a usted
ahora hacerse cargo de toda la zona ocho – mientras le da una palmadita en el
hombro con la pistola en la mano.
Para ese entonces el
Estado Colombiano junto con el Americano, estaban ofreciendo una alta suma de
dinero por la captura del gran jefe de la organización en Medellín que tenía
presencia en varias zonas de Colombia, eso hizo que a Tom, le dieran otras
zonas de la ciudad y uno de sus corregimientos y lo pusieran a manejar los
laboratorios que tenía la organización en los llanos y el Catatumbo y las
salidas por Urabá y a otro compañero que llamaban El Potro, lo dejaron encargado
de otra zona, y el manejo de la droga del Magdalena medio y las salidas por la
costa.
El jefe de la
Organización, se esconde en varios sitios de la ciudad de Medellín, unas veces
está en la zona de Tom, y otras veces en la zona del Potro, desde allí, maneja
todos sus negocios y rutas al exterior. En una ocasión, mientras estaba,
en una finca de un corregimiento en la
zona del Potro, ingresa la policía y el ejército Colombiano, por aire y tierra,
teniendo cruces de disparos con los escoltas del Potro y del Jefe, quien corría
a esconderse en un túnel que daba a una casa, donde salió con dos de sus
escoltas.
Allí se sintió seguro
esperando a que se calmara todo el enfrentamiento que había dejado atrás, sin
embargo hasta allí llegaron varios miembros de la policía quienes cruzaron
disparos con los escoltas que lo acompañaban hasta matarlos, cuando el jefe vio
que mataron sus escoltas, y los policías le gritaban que saliera que ya lo
tenían rodeado, este salió de una pared que era corrediza que estaba en la
cocina. Salió con dos tulas llenas de dinero y les dijo – Aquí tiene cinco
millones de dólares, con esto pueden salir de la pobreza ustedes y todos sus
familiares – los policías que le estaban apuntando, se quedaron mirando,
mientras uno de ellos, se le acercó, tomó las tulas, las tiró a los pies donde
estaban los demás y le dijo: - queda usted detenido por el delito de
narcotráfico y soborno a la autoridad – le siguió leyendo sus derechos mientras
le ponía unas esposas.
El jefe, bajó la
cabeza y se dio cuenta que no podía hacer más nada, aquellos hombres estaban
dispuestos más al honor que a la riqueza.
Luego se dieron
cuenta que todo estaba cantado. Uno de los hombres de confianza del Potro,
animado por el pago que estaban dando por la información que dieran, había
entregado los detalles del sitio y sus posibles escondites si legaba a
escaparse.
El jefe estando en la
cárcel, mandó un mensaje a Tom y Él potro, para que siguieran manejando los
territorios y los negocios como los había dejado y las ganancias se las
guardaran, que él les diría como sería el manejo en adelante. No le dio tiempo
de más nada, estando en la cárcel, lo metieron en uno de los patios donde se
encontraba uno de sus antiguos enemigos y lo mató mientras dormía, proporcionándole varias puñaladas
en el cuerpo.
Tom, se reunió luego
con El potro, y acordaron respetarse los territorios y seguir trabajando cada
uno con lo que tenía.
Continuará...
Un negocio en medio de guerras.