miércoles, 19 de agosto de 2015

Persuasión


Tuve la gran oportunidad de ver una película de drama, a la antigua, grabada en la Inglaterra de aquellos años de principios del siglo XIX, en los que las mujeres debían pedir permiso para todo y hacer no su voluntad, sino la voluntad de sus padres y dejarse manipular en las decisiones que le dirigirían el rumbo a sus vidas, sin poder negarse a esa decisión porque les costaría el desprestigio personal, familiar, social y la pérdida de lo poco o mucho que le pudiera dar sus padres como herencia.

En esa trama se juega la película Persuasión basada en la novela póstuma Persuación de la escritora Jane Austen, publicada un año después de su muerte (1818) y que salió a las salas de cine en abril de 2007, y cuyos personajes principales son el capitán Wentworth y la Señorita Anne Elliot.

A los diecinueve años Anne Elliot (Sally Hawkins) se enamora del oficial de la marina Frederick Wentworth (Rupert Penry-Jones), se comprometen pero su padre rompe el compromiso porque Wentworth no es digno de su hija. Wentworth no pertence al estatus social que el padre de Elliot aspira para ella. Ocho años más tarde, la familia Elliot se ve envuelta en una crisis financiera y deben dejar la casa en alquiler. Finalmente la ceden al almirante Croft y a su esposa quien es hermana del Capitán Frederick Wentworth, Anne, quien se encuentra presente observando la situación, desaparece de la escena al verlos ya que ella sabía del parentesco.

Pero lo me llama la atención de la película, es el tema de la persuasión que recorre la trama principal de la película y, lo más importante es la solicitud que pide el capitán de su futura esposa, la cual debe tener entereza de carácter, que es el elemento esencial contra la persuasión que pretenden ejercer otras personas sobre el individuo, es decir, tener nuestras propias decisiones, nuestros propios conceptos.

Como dijo Aristóteles “La marca del Individuo educado, es poder evaluar el pensamiento de los demás sin aceptarlo”. Porque a veces asumimos como propio todo lo que leemos o lo que escuchamos de otros, sin hacerlo pasar por la criba de la razón donde priman nuestros propios pensamientos, nuestras propias elecciones que son las que nos identifican como seres autónomos y con carácter.

Nuestra vida se va formando de todo lo que nuestros sentidos van tomando, y depende de nosotros ir formando una propia distinción entre lo que queremos ser y lo que no queremos ser, lo que se va configurando en nuestra identidad como personas; y así evitar que cualquiera nos mueva como una veleta cada vez que le da la gana.

Es normal observar que  muchas elecciones de nuestra vida, son influenciadas por otras personas, o por la sociedad, eso es lo que está produciendo la globalización y el consumismo, donde quedan apartadas nuestras propias decisiones y a veces sin darnos cuenta elegimos lo que nos dicen los demás o lo que nos ha impuesto la sociedad, sea bueno o sea malo, no nos damos a la tarea de averiguarlo, sino que simplemente lo hacemos porque los demás lo hacen o porque alguna persona influenció en dicha decisión.

Es bueno que empieces a formar carácter en tu vida, a que te des cuenta que decisiones has estado tomando por que otros influyen en ti y las que en realidad tomas tú en qué momento eres tú el que decides, eres tú el que actúas con autonomía eres tú el que toma la decisión; y te sorprenderás de qué tanto eres autentico y que tanto te están persuadiendo.

No hay comentarios: