Hay personas que
entran a tu vida, no para llenarla de felicidad, sino para llenarla de
inquietudes, de supersticiones, y muchas veces, les das más de la confianza
merecida, y les crees todo lo que te dicen. Has visto el caso, de los que
siguen doctrinas cristianas, a veces lo hacen a ciegas, creen en todo los que
les dicen, sin importar el mal o el bien que haya en sus vidas o en la
sociedad, ellos, siguen esa doctrina, o un caso peor, los políticos, que nos
hacen hacer cosas, que no queremos, para que ellos sigan en el poder y nos
convencen con mentiras que hacen parecer como ciertas.
Una película que vi
en el cine, es del año 2014, se llama TRANSILVANIA, El imperio perdido, nos
muestra una cruda realidad de esta temática, siguiendo las pautas de un clérigo,
quien con engaño y para tapar su culpa, hizo creer al pueblo en demonios, en brujas
y en espantos que se aparecen, con el argumento que el pueblo estaba maldito.
No vamos muy lejos de
la realidad, cuando aceptamos vivir la vida de otros o por otros y dejamos de
ser nosotros mismos, y nos alejamos de nuestro propio ser y nuestra propia
esencia y queremos vivir tal como nos dicen los demás sin ir más allá sin
averiguar lo mínimo, tal como lo hizo el científico forastero.
Hay que destapar
nuestras máscaras, salir de ese caparazón en el que nos escondemos para no
aceptar nuestras realidades y mejorarlas desde nosotros, sin tanta película en
nuestras mentes, sino viviendo, solo eso, viviendo nuestras vidas de tal forma que nos preocupemos más por el ser
que por el tener y el hacer
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