sábado, 18 de julio de 2015

¿Como fomentar la coordinación y motricidad en los niños?


Tenemos dos tipos de motricidad: fina y gruesa. La primera, es con la cual coordinamos actividades como comer, escribir, vestirnos, dibujar. La segunda, se expresa en habilidades como correr, lanzar, saltar. Desde los 2 o 3 años en adelante los seres humanos desarrollamos ambos tipos de motricidad, por eso es tan importante que los padres y profesores presten atención al desarrollo de los niños de tal forma que se identifiquen fortalezas y debilidades.
Un dato importante: La coordinación y la motricidad no solo son fundamentales durante el crecimiento. A largo plazo, los ejercicios que perfeccionan dichas habilidades evitan que tengamos accidentes y previenen lesiones tan comunes como torceduras, esguinces y dolores de espalda. Así que si tiene hijos, sobrinos, primos, etc., aproveche para jugar con ellos pues todos obtendrán excelentes beneficios.
Motricidad gruesa
Ejercicios sencillos como saltar en un pie, atrapar y lanzar una pelota, saltar y agitar un lazo son actividades que tanto en la casa como en el colegio, son de gran ayuda para comenzar a desarrollar habilidades motrices. Los deportes en general y una práctica constante de los mismos ayudan a identificar si es necesario reforzar alguna habilidad. Los niños se divertirán jugando con sus amigos o familia, estarán generando lazos de confianza, reforzarán su autoestima y se mantendrán activos. Incluso se podrá descubrir si los niños poseen un talento especial al que valga la pena sacarle provecho con clase extra escolares.
La “golosa” o rayuela sirve para adultos y para niños. Todos jugamos alguna vez en la vida, dibujamos con una piedra o tiza en el pavimento y hasta le pusimos un cielo y un infierno al final. Esto es simple y no necesita equipos especiales. Recordemos que el juego consiste en saltar (a veces en un pie) sin pisar las líneas, mantener el equilibrio mientras se lanza la piedra y se recoge.
Motricidad fina
Las actividades que involucran motricidad fina implican movimientos más precisos y pequeños. Por eso, la pintura y la plastilina son dos elementos ideales para el desarrollo motriz. Dibujar con colores, marcadores o crayolas, tener siempre a la mano cartones, hojas, temperas, y hasta arcilla, será muy estimulante para la creatividad y la motricidad fina de los niños. Aunque estas son actividades que se suelen realizar en el jardín o el colegio, en la casa también se puede aprovechar para generar espacios de creación y ejercicio en compañía de los padres.
Los juguetes y hasta la ropa pueden servir para ver cómo avanza un niño en sus habilidades motoras finas. Tener en casa bloques de construcción, enseñarlos a amarrarse los cordones de los zapatos, a apuntarse un pantalón o una camisa, son actividades que fortalecerán la destreza de sus manos y del cerebro.
A partir de los 4 años, los niños pueden aprender origami que requiere paciencia y precisión. Con papeles de colores crearán animales, flores y aunque no involucra tijeras o pegamentos sirve para identificar figuras y colores, y a seguir instrucciones. 
Rueda, M. tomado de loencontraste.com

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